El 11 de noviembre. Una de las fechas más importantes en el calendario polaco. Ese día, en 1918, Polonia recuperó su independencia, después de estar 123 años bajo ocupación de 3 imperios extranjeros.
Polonia fue oprimida y desapareció del mapa muchas veces en el pasado. Ahora, después de décadas de lucha por la independencia, nosotros – los polacos – por fin estamos libres para celebrar ese día con orgullo, alabando la libertad y democracia por las que murieron tantas personas.
Pero, ¿en verdad lo estamos…?
Irónicamente, muchos de los extranjeros que viven en Polonia ven ese día como fecha en la cual no deberían salir de su casa, bajo ninguna circunstancia, y especialmente no si viven en Varsovia. Tienen miedo de salir.
¿Por qué?
Volvamos por un momento al año 2013. Durante el día de la independencia, un grupo unido a una marcha nacionalista incendió una cabina de guardias de la policía cerca de la embajada rusa. Un poco más tarde, otro grupo prendió fuego a un arcoíris gigante hecho de flores artificiales en la plaza Zbawiciela, solo porque la construcción había sido un símbolo de los movimientos LGBT polacos.
Estos eventos fueron transmitidos por casi todos los medios del país y también atrajeron atención internacional. La policía utilizó balas de goma y decenas de personas fueron detenidas – así fue cómo el mundo había visto las celebraciones del Día de la Independencia de Polonia.
Pero así no es como debería de ser.
Polonia tiene una larga historia de multiculturalismo y tolerancia. La Segunda Guerra Mundial y el socialismo erradicaron el multiculturalismo y forzaron la homogeneización cultural. En este momento somos una de las sociedades más homogéneas de Europa, dominadas por católicos romanos de habla polaca.
Pero no siempre fue así. Polonia fue una vez un lugar donde se mezclaban diferentes culturas, hogar de los ucranianos, bielorrusos, lituanos, alemanes y de la comunidad judía más grande del mundo.
Hubo una larga historia de tolerancia religiosa, y una vez se llamó a Polonia “el estado sin hogueras”, porque cuando otros países europeos fueron atormentados por guerras religiosas, los refugiados (católicos, hugonotes, judíos, etc.) huyeron de sus países y encontraron asilo en Polonia (y así se salvaron de persecuciones religiosas).
Parece que hemos estado olvidando el camino por el que hemos llegado a donde estamos ahora.
Siempre ha sido un sueño de los partidos radicales de derecha crear un país de un idioma, una cultura, una fe. No solo en Polonia, sino en todo el mundo. Es una tendencia común y peligrosa porque a menudo tiende a poner a las personas en contra de otras personas debido a las cosas que están fuera de su control: su nacionalidad, raza, cultura de la que provienen.
Y como escribía Ryszard Kapuściński, un destacado autor polaco:
“Es trivial decir que el mundo es diverso, pero debemos comenzar desde allí porque esta diversidad es un rasgo esencial de nuestra naturaleza humana y, a pesar del hecho de que han pasado miles de años, una constante. Sin embargo, a pesar de esta diversidad prominente, su comprensión y aceptación adecuadas siguen encontrando resistencia en la mente humana.” (Lapidarium V)
El mundo es, por definición, un lugar diverso.
He visto cómo se celebran los días de la independencia nacional en otros países del mundo. He participado muchas veces en el día de la independencia mexicana. Los mexicanos, que a diario son una nación profundamente dividida – los ricos y los pobres, los norteños y los sureños, los izquierdistas y los derechistas, los nacos y los fresas – se reúnen todos juntos, porque en su Día de la Independencia todos están unidos por lo que todos ellos tienen en común – ser mexicano. Es el valor final que no debe ser destruido por ninguna disputa sobre temas políticos. Es una de las celebraciones más hermosas que he visto hasta la fecha. Por un día se olvidan de lo que los divide y se centran en el amor por su país que los mantiene unidos.
Volviendo a las celebraciones polacas del Día de la Independencia el 11 de noviembre.
Algunos argumentarán que no todas las personas que participan en las demostraciones son nacionalistas de cabezas rapadas. Que los medios de comunicación tienden a exagerar y distorsionar el mensaje. Y ciertamente estoy de acuerdo con eso.
Muchos de los que salen a la calle son probablemente personas comunes que quieren celebrar este día nacional con sus compatriotas, llevar a sus hijos al centro de la ciudad y mostrarles cómo todos están orgullosos de su país. Y así es exactamente como debería ser.
Sin embargo, los nacionalistas de derecha ya llevan mucho tiempo usando las celebraciones de este día como una excusa para manifestar sus puntos de vista. Esto es particularmente injusto porque el nacionalismo en su forma más pura manifestada en el día de la independencia de un país transmite al mundo un mensaje de que todo el país está formado por nacionalistas de mentalidad estrecha, lo que estoy segura de que en el caso de Polonia no es cierto.
Somos mejores que eso. Lo sé porque todos los días mis amigos extranjeros experimentan nada menos que calidez, cordialidad y respeto de parte de los polacos de mente abierta. Puedo ver eso a mi alrededor todos los días. Ellos lo dicen ellos mismos. Esa es la Polonia que me gusta ver.
Por eso celebremos el Día de la Independencia de Polonia de manera adecuada, alegre, teniendo en cuenta la herencia multicultural de Polonia y esperando que su futuro solo sea más brillante. Somos un país de ricas tradiciones de las que deberíamos estar orgullosos y, con suerte, la tradición de la tolerancia no perecerá pronto.
¡Feliz Día de la Independencia!